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Mostrando entradas de marzo, 2020

Caos Naciente / Caos Vivo

CAOS NACIENTE   Y surgió el caos. Y del caos nadie me rescató. Sobreviví. Me hice más fuerte. Lo hice mi hogar. Parte de mí. Yo soy el caos. Soy imparable. CAOS VIVO La vida es caos. El caos es imparable. Tú eres vida. (Está en tus manos). Diego Rico 

Puzle

Puzle Pieza de puzle en lugar incorrecto. No apliques fuerza, no encajaré. Desarraigado. Suave me acerco y tus ojos me niegan, o algo, tal vez, peor. Al otro lado del Mar, cruel y salvador Mar, caprichoso, Mar inmenso, al otro lado, mi hogar. Ya no existe. Evitaré mi retorno, donde nada me espera. Allí, prisioneros de una guerra que no quiere terminar. Han sangrado, y sangrarán. Mi familia. Han respirado, ya no todos son capaces. He visto cosas que tú no soportarías, ¿y te crees superior? Teñidas, sucias, rojas. Entre ellas, incluso, mis manos. (A esa edad los tuyos ríen, y ríen, felices) ¿Por qué hay tuyos y hay míos, cuándo todos respiramos? Todos podemos sentir, o igual yo me equivoco, pues osas negarme esperanza. Y mi hambre, ¿no merece ser saciada? La oportunidad, oportunista, cuando no es inexistente. Tú, explotas mi desventaja. Pues, dices, he invadido tu tierra. Telas de colores, madres de la intolerancia. Líneas inventadas, usadas equívocamente. Mis ojos siguen abiertos

Custodia compartida (Una interpretación de “Caperucita Roja” de Adolfo Serra)

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Caperucita roja Adolfo Serra Fondo de Cultura Económica Custodia compartida  (Una interpretación de “Caperucita Roja” de Adolfo Serra) Tejamos una historia con tres colores, aunque ella sólo elija uno para cubrirse. Blanco y negro, dominantes, representando el norte y el sur en una brújula moral aún difícilmente interpretable para una niña. La luz y la oscuridad insondable. Mariposa, niña, y lobo. Rojo el aleteo, roja la capa. Ansías de negar libertad para calmar un impulso. Para saciar un hambre. Relamiéndose, salivando, el mundo olisquea acechante. Y hay lobos demasiado cerca. Una y otra vez, recreándose en la visualización de su futura presa. Esperando, buscando así seleccionar el instante adecuado para morder. Ajena y despreocupada, de la mano, hoy toca cambio de hogar. “Negro”, aún no alcanza a ver su rostro, sigue diciendo “papá”. Caperucita desconoce que existe el lobo, pero sabe que en los brazos de su abuela, “el blanco” la protegerá. Alejándose, la niña aprieta la mano de

CLEM

CLEM  Se llamaba Sabina y no sabía mugir. Pastar y dormir era su vida. Además de, cada mañana, ser ordeñada por Paquito, el hijo de Paco, su dueño (y de otras 14 vacas). Paquito era un tipo afable, muy simpático, con una sonrisa que le llenaba el rostro. Durante la tarea, siempre cantaba o tarareaba las canciones de sus grupos favoritos, destacando “Héroes del Silencio” (1), como buen maño que era. – Sabi, algún día mugirás, y eso me hará tan, tan, feliz – en ocasiones le decía al despedirse. – “He oído que la noche es toda magia. Y que un duende te invita a soñar” – se alejaba cantando. – “Si las estrellas te iluminan. Oh, y te sirven de guía. Te sientes tan fuerte que piensas que nadie te puede tocar.” Entre sus compañeras vacas se encontraban Marga y Rita, podría decirse sus dos mejores amigas. Pasaban horas y horas chismorreando sobre asuntos vacunos, y otros menesteres, lo que ocurría en la granja, y alguna de las cosas que pasaban fuera de ésta. Y diréis, “¿cómo una vaca que n

¿Lograré escribir?

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“¿Lograré escribir?” Tal vez no era el lugar más idóneo pero sus pasos lo llevaron allí. Y allí, permanecía, en silencio, con su libreta abierta, con un lápiz en su mano; pero sin una mera chispa que iniciara una cascada creativa. De vez en cuando, garabateaba, y borraba; volvía a garabatear, y tachaba. Nada era suficiente, nada era su voz. Mecanismo inhibido. Irreversiblemente. Estático, casi inerte salvo por sus ojos que todo lo observan, salvo por sus oídos que a veces escuchan. Respira suave, cuando es posible. Tal vez no era el lugar más idóneo y sus pasos comenzaron a alejarlo. Imaginando dragones a ritmo de música, decidió pactar una pequeña tregua consigo mismo. “Thunder, feel the thunder. Lightning and the thunder.” - ¡Tanto trueno, tanto trueno! ¡Qué repetitivo! – apagó la música. Había llegado a casa. Se sintió atraído hacia la estantería, donde había depositado su última adquisición. Era una especie de oráculo milenario y decidió jugar un poquito con él… En su mente una

Escribir: ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Sobre qué?

Escribir: ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Sobre qué? “¿Por qué?” “¿Para qué?” “¿Sobre qué?” Tres preguntas y un espacio por rellenar. Y debiera ser simple, mas tal vez esté cometiendo el error de querer ser creativo, cuando hay días en los que la creatividad permanece inaccesible a mis reclamos. Tal vez hoy sea uno de esos días. Días que van formando semanas. Semanas que se unen en meses. Debiera ser simple, pero ¿por dónde comienzo? La RAE define escribir como: “Representar las palabras o las ideas con letras u otros signos trazados en papel u otra superficie” La superficie la tengo, estoy escribiendo en “formato word” usando mi portátil. Debo pensar la manera de abordar la “representación de las palabras o las ideas”. Vayamos al origen, al momento en que descubrimos las palabras. Imagina un niño con un objeto esférico entre las manos. Ese niño acaba de descubrir su nombre, que corresponde a la palabra “balón”. Se ve capaz de pronunciarlo, lo siente de su propiedad, se siente poderoso, pues

Érase una vez una noche, en Arabia

ÉRASE UNA VEZ UNA NOCHE, EN ARABIA. “[…] Sobre ellos, el primer eclipse. La Luna besaba al Sol, y el mundo era de nuevo.” - Espero le haya gustado. Sin embargo, hay otras historias sobre el inicio de los tiempos. Existen multitud de piedras soñando que son pájaro  (1) … La siguiente, comienza así: “De todo derivó el mundo, y el resto se dividió en tres. Anhelando placer, belleza o sabiduría; hubo un rey, una artesana, y un ermitaño. En el cielo no había astros, un ave de fuego, volando errática y libre, era sinónimo de luz, la luz necesaria para que el hombre proliferase. Muchos años acontecieron, y entonces nació un deseo. Era deseo, egoísta, de un rey. ¿Y si el pájaro de fuego fuese de su propiedad, y tan solo pudiese volar entre los muros de su gran palacio? Hizo llamar a todos sus hijos, a fin de cuentas se habían convertido en los guerreros más capaces y diestros, pues trazas de divinidad aún contenía su sangre. Liderados por el poderoso Júpiter, la bella y letal Venus, y el sa

AVE

¿Y si el tiempo fuese cíclico? La historia que continúa estas letras comienza por un final y termina en un principio. AVE Érase un susurro que estaba vestido de vacío y contenía una palabra: “Nada”. -¡Nada!... Nada, ¿dónde estás? ¿Por qué estoy sola? ¿Qué ha ocurrido? ¿Por qué no veo? Ave, así se llamaba la dueña de esas preguntas, se encontraba desconcertada, y es que en su mente, en su consciencia, los acontecimientos que la habían conducido a aquel instante habían sido reprimidos, enterrados donde no podían dañarla. Su último recuerdo era la sonrisa de Nada tras una de sus estúpidas bromas carentes de gracia. Nada, el hombre con el que había hecho una promesa: “permanecer juntos hasta que el Mundo dejara de ser”. -¡Oh, mierda! Es eso… ¡el Mundo ha dejado de ser! Pero entonces… ¿por qué yo sigo siendo? Su incomprensión parecía imposible de ser callada, salvo cuando dejó de importarle no comprender. A fin de cuentas, sabía que no era inmortal, que no tenía alimento, que poco a